FILOSOFIA DEL ARTE Y MAS...(Octubre 20)



El arte incluye todo lo hecho por el hombre, en contraposición con las obras de la naturaleza. Puede considerarse como una forma de conocimiento intuitivo que expresa emociones, sentimientos, estados de ánimo, ideas y formas de pensar del virtuoso en el momento histórico que le toca vivir.

Cada etapa histórica influye en la cosmovisión del hombre y cada forma de ver el mundo condiciona a la historia e influye en el arte[1], además, el arte puede tener carácter estético, utilitario o simplemente expresivo.

La paradoja del arte consiste en el hecho de que la obra de arte reúne las dos modalidades más contradictorias de la vida: pensamiento y sentimiento, abarcando sus valores; los valores estéticos, formales, resultan de conflicto y final conjunción de estos elementos en el alma del artista, irreductibles generalmente, sólo reconciliables en el arte.

El arte abarca distintos medios como la música, la pintura, la escultura, la arquitectura, la fotografía, la literatura y, el cine.

En cuanto a la filosofía del arte, esta se ocupa del problema del arte. La Filosofía del Arte, entre otros objetivos, podría ser portavoz racional de la belleza. Sin querer apresar o limitar, puede vestir racionalmente la gloriosa desnudez de la intuición artística. El filósofo puede tratar de entender todo aquello que le rodea y encaminarse a la Verdad, guiado por el rayo del hecho artístico, por las huellas de la belleza.
También la Filosofía del Arte puede plantearse el objetivo (como lo hizo el genial ideólogo inglés de principios de siglo, John Ruskin) de hacer accesible a la Mente la obra artística. Es decir, crear una escalera mental que eleve nuestra conciencia a un punto en el que podamos recibir el rayo de la belleza presente en una determinada obra artística. O proporcionar una llave para entrar en el reino de la creatividad artística. O incluso enseñar el "lenguaje" con el que una obra artística deja de ser un misterio, hasta convertirse en libro abierto de radiante esplendor.[2]


Aunque a menudo la estética y la filosofía del arte sean confundidas, la filosofía del arte posee una historia más larga que la estética, pues esta, no se remonta a períodos anteriores del siglo XVIII, mientras que podemos encontrar en Platón, Aristóteles, Plotino, los pensadores escolásticos o Leibniz, reflexiones sobre lo bello relacionadas con la naturaleza, con las diversas actividades humanas y con lo divino. Para la teoría estética, hay una limitación a cierta clase de objetos que pueden catalogarse como objetos estéticos,  mientras que la filosofía del arte, en específico el arte, se encarga del gigantesco conjunto de cosas que ha hecho el hombre.
Podríamos así considerar la diferencian entre Estética y Filosofía del Arte, pues el concepto de estética trata de la experiencia sensible vinculada a lo estético (que puede incluir lo artístico), no tomando en consideración solamente lo artístico respecto a su existencia y a sus modos de operación sobre la sensibilidad humana.
La filosofía del arte, tiene la especificidad de responder al lugar que ocupa el arte en la vida humana y a su alcance metafísico y existencial.
CONTEXTUALISMO «VERSUS» AISLACIONISMO

Aislacionismo es la concepción sostiene que para apreciar una obra de arte solo es necesario contemplarla, oírla o leerla y, no es necesario “salir de ella para consultar los hechos históricos, biográficos o de otro tipo; ya que al hacer esto, la obra de arte deja de ser autosuficiente y, por consiguiente estéticamente defectuosa.

Además de lo anterior, manifiesta que las obras de arte visuales, deben ser contempladas plenamente en sus puras formas; y si el espectador aporta cierto conocimiento del mundo a la obra artística, dicho conocimiento atestará la mente de quien observa con cosas poco importantes que anularán la contemplación.

Por su parte, el contextualismo sostiene que las obras de arte deben considerarse en su contexto o marco total. Los diversos conocimientos históricos o de cualquier otro tipo mejoran la obra, haciendo que la experiencia que se tiene de la obra, sea más completa. Así, toda apreciación de artística, debe hacerse en un contexto.

TEORIAS DEL ARTE

Teoría formalista
Considera que la representación, la emoción, las ideas; y todos los otros “valores vitales” no son importantes en la apreciación estética.  Lo único plausible en este caso, son los valores del medio, como lo son los colores, líneas y la combinación de estos en los planos y superficies.

“Para Clive Bell, forma significante es aquella cuya respuesta es la emoción estética. Pero cuando preguntamos qué es la emoción estética, vemos que es la emoción evocada por la forma significante. Sin embargo, la emoción estética no tiene nada que ver con las emociones de la vida, como el gozo o la tristeza. Es sólo una respuesta a las propiedades formales: en un cuadro, las complejas interrelaciones de figuras y colores organizados en una unidad estética”


El arte como expresión
Para muchos filósofos y críticos de arte, el énfasis puesto en el formalismo ha sido beneficioso, ya que ha permitido dirigir nuestra atención hacia la misma obra de arte, es decir, hacia lo que presenta más que hacia lo que representa.   Así, para los críticos, el arte puede ofrecer otro tipo de valores, manifiestos a través de la forma y, no pueden ser captados si no se presta la mayor atención a la forma, aunque esta no merece énfasis exclusivo.

Por consiguiente, la obra, además de satisfacer las exigencias formales, debe ser expresiva, especialmente de los sentimientos humanos, ya que el arte se constituye como expresión de los sentimientos humanos.



El arte como símbolo
La teoría de la significación, sostiene que “el arte se describe más propiamente como símbolo de los sentimientos humanos que como expresión de ellos”. Para esta teoría, las obras de arte son signos icónicos (que se parecen o asemejan ampliamente a lo que significan). del proceso psicológico que tiene lugar en los hombres, y específicamente signos de los sentimientos humanos


ARTE Y VERDAD
“Un juicio estético no es un juicio sobre la bondad o maldad de algo en sentido moral, ni tampoco sobre la verdad o falsedad de las afirmaciones” así el receptor, no debe elegir entre dos o más opciones, solo debe apreciarlas tal como se presentan.


Proposiciones formuladas o implicadas

Hay muchas proposiciones explícitamente formuladas en las obras de literatura, y sólo en la literatura, porque sólo ella utiliza las palabras como medio y, puesto que  toda proposición es verdadera o falsa, el arte literario debe contener verdad en este sentido obvio. Pero con mayor interés e importancia, se deben considerar las proposiciones implícitas, en vez de ser explícitamente formuladas.

Verdad para con la naturaleza humana
En las obras de literatura, y en algunas obras de arte visual, se representa al ser humano y sus acciones. Incluso cuando no existe ninguna base histórica para los personajes de una obra de ficción, la crítica aplica de modo general el criterio de “fidelidad a la naturaleza humana”, en la valoración de dramas y novelas, buscando el conocimiento de la naturaleza humana añadido al arte
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ARTE Y MORALIDAD
El juicio estético no es un juicio moral, por lo tanto, el valor estético de una obra de arte no tiene nada que ver con su valor tendiente a mejorar el carácter moral de los espectadores.

Posturas históricas diferenciables sobre la relación entre los valores estético y moral:

A)   “La concepción moralista del arte se remonta a la República de Platón, y tiene su más vigorosa defensa moderna en ¿Qué es el arte?, de Tolstoi; es la concepción oficial del Gobierno soviético, y la defienden consciente o inconscientemente la mayoría de los profanos. Según ella, el arte es la criada de la moralidad: admisible e incluso deseable cuando promueve la moralidad (presumiblemente la moralidad «verdadera» o «aceptable»), pero inadmisible e indeseable en caso contrario.
El arte puede transmitir al pueblo ideas heterodoxas: puede turbarlo e intranquilizarlo y, puesto que acentúa la individualidad y el desviacionismo más que la conformidad, puede resultar peligroso y socavar las creencias que (piensan) sirven de base a nuestra sociedad. En consecuencia, el arte es (y debería ser, según esta concepción) algo que han de mirar siempre con recelo los guardianes del orden establecido. Cuando el arte no afecta mayormente al pueblo, se considera un placer inocuo, un lujo, una evasión; pero cuando le afecta, se convierte en algo insidioso y, hasta subversivo, que perjudica a la infraestructura de nuestras creencias y actitudes sociales más estimables.

B)   Una concepción del arte exactamente contraria a ésta es la del esteticismo, según el cual la moralidad es la criada del arte, y no al revés. Para esta concepción, la experiencia del arte es la suprema experiencia accesible a la humanidad, y nada debería interferirla. Si entra en conflicto con la moralidad, tanto peor para la moralidad; y, si las masas no saben apreciarlo o no admiten la experiencia que les ofrece, tanto peor para las masas. La intensidad vital de la experiencia estética es el supremo objetivo de la vida; por encima de todo, deberíamos aspirar a «arder en una hermosa hoguera», por decirlo con la célebre expresión de Walter Pater. De ahí que, si se dan algunos efectos en el arte moralmente indeseables, esto no supone nada en comparación con la suprema experiencia que sólo el arte puede darnos.

C)   Esto nos lleva a una tercera postura, sin duda más defendible que las dos extremas antes mencionadas, y que, a falta de un término más adecuado, podemos denominar interaccionismo. Según esta concepción, los valores estéticos y morales tienen distintas funciones que realizar en el mundo, pero no actúan independientemente unos de otros: de hecho, el arte y la moralidad están íntimamente relacionados, y ninguno de los dos actúa plenamente sin el otro.

Para que una obra de arte, produzca efectos morales, no es necesario que nos presente un sistema de moralidad. No precisa hacerlo en absoluto; de hecho, su fuerza moral es probablemente mayor cuando nos presenta, no sistemas, sino personajes y situaciones caracterizados convincentemente y descritos con viveza de suerte que a través de la imaginación podamos observar sus ideas y compartir sus experiencias.

El gran arte no sólo da al hombre descanso o interrupción en el curso agitado de su vida, sino que el estado espiritual mejora, sintiendo una sensación de alivio de la tensión y una especie de iluminación interior que no existía anteriormente, además, de agudizar nuestras sensibilidades, refinar nuestras capacidades de cara a la discriminación perceptiva y emotiva, facilitar la reacción hacia el mundo que nos rodea. Todos estos pueden denominarse efectos morales del arte, y tienden a probar que el arte y la moralidad, lejos de oponerse, son  complementarias.

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ESTÉTICA Y FILOSOFÍA


La filosofía puede ser catalogada como nuestra particular manera de concebir y de estructurar el mundo, nuestra conciencia del yo, siempre dispuesta a una interrelación. Todos filosofamos, dentro de nuestras posibilidades y capacidades intelectuales formamos estructuras bien definidas que satisfacen plenamente los arquetipos, aun los ideados por nosotros mismos.

Para los eruditos, la filosofía es el conocimiento de las leyes que rigen la vida en todas sus manifestaciones, la filosofía es saber, es cuerpo de doctrina, es la enseñanza aceptada y asimilada por la inteligencia: es la resultante de experiencias pacientemente recogidas y hábilmente expuestas por la razón. También es considerada como el esfuerzo de la mente para guiar al hombre hacia metas de bienestar, de paz, de serenidad; es el ejercicio de la razón para orientar al mundo hacia lo verdaderamente grande, hacia lo verdaderamente justo; es el ideal constante de lograr una humanidad más perfecta

Sin embargo, para Miguel Bueno, la filosofía es la ciencia que se encarga de explicar la cultura. Pasando a las respectivas definiciones, la ciencia la conexión sistemática de los hechos, que no es otra cosa que la tarea universal a la que el hombre dedica su existencia, es universal y el intento que hace el ser humano por explicar la vida misma.

La cultura es el contenido de la filosofía, son los actos y pensamientos del hombre, es el afán cotidiano de dar un sentido a la existencia. Para Kant los caminos de la cultura son infinitos para el hombre, que no se conforma con vivir, sino que trata siempre de dar un sentido, a su existencia.  Por esto, realiza infinidad de actos tendientes a llegar a ese fin; el conjunto de lo que realiza, sus creaciones valiosas a través del tiempo están hechas para satisfacer las necesidades espirituales que tiene y, constituyen la cultura.

Para explicar la cultura, la filosofía se auxilia de tres disciplinas: lógica, ética y estética. La lógica es la ciencia del ser, es la ciencia que estudia e investiga el origen sistemático del ser verdadero en la naturaleza.
La ética es la ciencia del deber ser, es la ciencia que estudia e investiga el origen sistemático de la buena voluntad del hombre.



La estética es la ciencia que estudia e investiga el origen sistemático del sentimiento puro y su manifestación, que es el arte. Su objeto fundamental es la reflexión sobre los problemas del arte. Así, desde que los filósofos empezaron a ocuparse de la estética, surgió el problema de definir los valores estéticos; punto es importantísimo y trascendental en la filosofía del arte.

Para Ramos, "mientras que los valores en el arte se dan con plena evidencia a la intuición del artista o del contemplador, no sucede lo mismo cuando se trata de aprehenderlos racionalmente para determinar su esencia conceptual. Los valores estéticos muestran que su cualidad sensible es ilógica e irracional, quedan fuera de toda lógica y de toda razón".

El valor belleza, fundamental en el arte, no es valor formal, sino un valor de contenido concreto. Bajo el nombre de belleza ha dado el hombre en comprender toda la gama de valores estéticos, lo sublime, lo gracioso, lo trágico.  Por esto, los valores estéticos no se definen sino a partir de las reacciones emocionales que corresponden a los mismos valores.
Estas reacciones son individuales, subjetivas, pero están relacionadas con el objeto que nos parezca bello (o feo, trágico, gracioso, etc.).

Los diferentes valores expresados en el arte corresponden entonces a intereses espirituales de un orden peculiar que encuentran su manifestación adecuada en la expresión artística; empero en la obre de arte no sólo se dan valores estéticos, se dan valores de muy diversa índole, de los que no se puede hacer abstracción al contemplar o juzgar la obra; así, hay expresiones artísticas cuya finalidad es moral, religiosa, política y aun de propaganda comercial que llevan en sí valores que no son puramente estéticos y no por eso puede disminuirse su valor estético.

Los valores estéticos son una constelación de valores que se conjugan en la obra de arte como una unidad indisoluble y que produce en el espectador una impresión emotiva, unitaria también

En la obra de arte existen, además de los valores estéticos, valores extraestéticos. Raymond Stites considera que en la obra de arte existen valores formales, valores de asociación y valores utilitarios.

·         VALORES FORMALES: Son los valores estéticos y son propios de la obra de arte (recuérdese que el arte no sólo expresa lo bello); estos valores hablan a la sensibilidad del hombre, son los que provocan en el contemplador la emoción estética, ya que tienden a despertar la sensibilidad humana y a producir experiencias estéticas, haciendo caso omiso de cualquier otro tipo de mensaje.
·         VALORES DE ASOCIACIÓN: Son como los utilitarios extraestéticos, constituyen el aspecto ideático del arte, pueden expresar los mitos, ideales o sueños de cada raza, pero no como los valores estéticos; tienen la peculiaridad de transmitir a través de la obra pensamientos, opiniones e ideas ajenos a los valores estéticos, así como estimular emociones que puedan se consideradas de valor social. Por asociación de ideas, buscan la afloración de ideas no estéticas
·         VALORES UTILITARIOS: Son extraestéticos y constituyen el aspecto práctico de la obra; se dirigen a la inteligencia práctica, incluso a la comercialización de la obra.

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CREATIVIDAD
Ser creativo significa, inventar algo que antes no existía. La creatividad es la facultad para crear.  Pero, crear algo que no existe no es suficiente. Se le debe asignar valor al resultado, de modo que lo nuevo debe tener valor, es decir que debe ser útil y se capaz de diferenciarse en el quehacer. Por ende, un producto creativo no es obvio ni fácil.  Todo esto, le da a la creatividad una amplia gama que abarcar, desde las destrezas hasta diversas competencias, poniéndola en el lugar de misteriosa por su condición de visualizar las ideas nuevas que se producen, pero no su origen



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BIBLIOGRAFIA

Martín Barbero Jesús. De los medios a las mediaciones. Comunicación, cultura y hegemonía, Gustavo Gilli, Barcelona, 1987. Tomado de Módulo de Estudios Culturales – UNAD 2012.





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