El arte incluye todo
lo hecho por el hombre, en contraposición con las obras de la naturaleza. Puede
considerarse como una forma de
conocimiento intuitivo que expresa emociones, sentimientos, estados de ánimo,
ideas y formas de pensar del virtuoso en el momento histórico que le toca
vivir.
Cada etapa histórica influye en la cosmovisión del hombre
y cada forma de ver el mundo condiciona a la historia e influye en el arte[1],
además,
el arte puede tener carácter estético, utilitario o simplemente expresivo.
La paradoja del arte
consiste en el hecho de que la obra de arte reúne las dos modalidades más
contradictorias de la vida: pensamiento y sentimiento, abarcando sus valores;
los valores estéticos, formales, resultan de conflicto y final conjunción de
estos elementos en el alma del artista, irreductibles generalmente, sólo
reconciliables en el arte.
El arte abarca
distintos medios como la música, la pintura, la escultura, la arquitectura, la
fotografía, la literatura y, el cine.
En
cuanto a la filosofía del arte, esta se ocupa del problema del arte. La Filosofía del Arte, entre otros
objetivos, podría ser portavoz racional de la belleza. Sin querer apresar o
limitar, puede vestir racionalmente la gloriosa desnudez de la intuición
artística. El filósofo puede tratar de entender todo aquello que le rodea y
encaminarse a la Verdad, guiado por el rayo del hecho artístico, por las
huellas de la belleza.
También la Filosofía
del Arte puede plantearse el objetivo (como lo hizo el genial ideólogo inglés
de principios de siglo, John Ruskin) de hacer accesible a la Mente la obra
artística. Es decir, crear una escalera mental que eleve nuestra conciencia a
un punto en el que podamos recibir el rayo de la belleza presente en una
determinada obra artística. O proporcionar una llave para entrar en el reino de
la creatividad artística. O incluso enseñar el "lenguaje" con el que
una obra artística deja de ser un misterio, hasta convertirse en libro abierto
de radiante esplendor.[2]
Aunque
a menudo la estética y la filosofía del arte sean confundidas, la filosofía del
arte posee una historia más larga que la estética, pues esta, no se remonta a períodos
anteriores del siglo XVIII, mientras que podemos encontrar en Platón,
Aristóteles, Plotino, los pensadores escolásticos o Leibniz, reflexiones sobre
lo bello relacionadas con la naturaleza, con las diversas actividades humanas y
con lo divino. Para la teoría estética, hay una limitación a cierta clase de
objetos que pueden catalogarse como objetos estéticos, mientras que la filosofía del arte, en
específico el arte, se encarga del gigantesco conjunto de cosas que ha hecho el
hombre.
Podríamos
así considerar la diferencian entre Estética y Filosofía del Arte, pues el concepto de estética trata de la experiencia sensible vinculada
a lo estético (que puede incluir lo artístico), no tomando en consideración
solamente lo artístico respecto a su existencia y a sus
modos de operación sobre la sensibilidad humana.
La filosofía del arte, tiene la especificidad
de responder al lugar que ocupa el arte en la vida humana y a su alcance
metafísico y existencial.
CONTEXTUALISMO
«VERSUS» AISLACIONISMO
Aislacionismo es la concepción sostiene
que para apreciar una obra de arte solo es necesario contemplarla, oírla o
leerla y, no es necesario “salir de ella
para consultar los hechos históricos, biográficos o de otro tipo; ya que al
hacer esto, la obra de arte deja de ser autosuficiente y, por consiguiente estéticamente
defectuosa.
Además de lo
anterior, manifiesta que las obras de arte visuales, deben ser contempladas
plenamente en sus puras formas; y si el espectador aporta cierto conocimiento
del mundo a la obra artística, dicho conocimiento atestará la mente de quien observa
con cosas poco importantes que anularán la contemplación.
Por su parte, el contextualismo
sostiene que las obras de arte deben considerarse en su contexto o marco total.
Los diversos conocimientos históricos o de cualquier otro tipo mejoran la
obra, haciendo que la experiencia que se tiene de la obra, sea más completa. Así,
toda apreciación de artística, debe hacerse en un contexto.
TEORIAS DEL ARTE
Teoría formalista
Considera que la
representación, la emoción, las ideas; y todos los otros “valores vitales” no
son importantes en la apreciación estética. Lo único plausible en este caso, son los
valores del medio, como lo son los colores, líneas y la combinación de estos en
los planos y superficies.
“Para Clive Bell, forma significante es aquella cuya
respuesta es la emoción estética. Pero cuando preguntamos qué es la emoción
estética, vemos que es la emoción evocada por la forma significante. Sin
embargo, la emoción estética no tiene nada que ver con las emociones de la
vida, como el gozo o la tristeza. Es sólo una respuesta a las propiedades
formales: en un cuadro, las complejas interrelaciones de figuras y colores
organizados en una unidad estética”
El arte como expresión
Para muchos filósofos
y críticos de arte, el énfasis puesto en el formalismo ha sido beneficioso, ya
que ha permitido dirigir nuestra atención hacia la misma obra de arte, es
decir, hacia lo que presenta más que hacia lo que representa. Así, para los críticos, el arte puede
ofrecer otro tipo de valores, manifiestos a través de la forma y, no pueden ser
captados si no se presta la mayor atención a la forma, aunque esta no merece
énfasis exclusivo.
Por consiguiente, la
obra, además de satisfacer las exigencias formales, debe ser expresiva, especialmente
de los sentimientos humanos, ya que el arte se constituye como expresión de los
sentimientos humanos.
El arte como símbolo
La teoría de la significación, sostiene que “el arte se describe más propiamente como símbolo de los sentimientos
humanos que como expresión de ellos”. Para esta teoría, las obras de arte
son signos icónicos (que se parecen o asemejan ampliamente a lo que
significan). del proceso psicológico que tiene lugar en los hombres, y
específicamente signos de los sentimientos humanos
ARTE
Y VERDAD
“Un juicio estético no es un juicio sobre la bondad o
maldad de algo en sentido moral, ni tampoco sobre la verdad o falsedad de las
afirmaciones”
así el receptor, no debe elegir entre dos o más opciones, solo debe apreciarlas
tal como se presentan.
Proposiciones formuladas o implicadas
Hay muchas
proposiciones explícitamente formuladas en las obras de literatura, y sólo en
la literatura, porque sólo ella utiliza las palabras como medio y, puesto que toda proposición es verdadera o falsa, el arte
literario debe contener verdad en este sentido obvio. Pero con mayor interés e
importancia, se deben considerar las proposiciones implícitas, en vez de ser explícitamente
formuladas.
Verdad
para con la naturaleza humana
En las obras de
literatura, y en algunas obras de arte visual, se representa al ser humano y
sus acciones. Incluso cuando no existe
ninguna base histórica para los personajes de una obra de ficción, la crítica aplica
de modo general el criterio de “fidelidad a la naturaleza humana”, en la valoración
de dramas y novelas, buscando el conocimiento
de la naturaleza humana añadido al arte
.
ARTE Y MORALIDAD
El juicio estético no
es un juicio moral, por lo tanto, el valor estético de una obra de arte no
tiene nada que ver con su valor tendiente a mejorar el carácter moral de los
espectadores.
Posturas históricas
diferenciables sobre la relación entre los valores estético y moral:
A) “La concepción
moralista del arte se remonta a la República de Platón, y tiene su más
vigorosa defensa moderna en ¿Qué es el
arte?, de Tolstoi; es la concepción oficial del Gobierno soviético, y la
defienden consciente o inconscientemente la mayoría de los profanos. Según
ella, el arte es la criada de la moralidad: admisible e incluso deseable cuando
promueve la moralidad (presumiblemente la moralidad «verdadera» o «aceptable»),
pero inadmisible e indeseable en caso contrario.
El arte puede
transmitir al pueblo ideas heterodoxas: puede turbarlo e intranquilizarlo y,
puesto que acentúa la individualidad y el desviacionismo más que la
conformidad, puede resultar peligroso y socavar las creencias que (piensan)
sirven de base a nuestra sociedad. En consecuencia, el arte es (y debería ser,
según esta concepción) algo que han de mirar siempre con recelo los guardianes
del orden establecido. Cuando el arte no afecta mayormente al pueblo, se
considera un placer inocuo, un lujo, una evasión; pero cuando le afecta, se
convierte en algo insidioso y, hasta subversivo, que perjudica a la infraestructura
de nuestras creencias y actitudes sociales más estimables.
B) Una concepción del arte exactamente contraria a ésta es
la del esteticismo, según el
cual la moralidad es la criada del arte, y no al revés. Para esta concepción,
la experiencia del arte es la suprema experiencia accesible a la humanidad, y
nada debería interferirla. Si entra en conflicto con la moralidad, tanto peor
para la moralidad; y, si las masas no saben apreciarlo o no admiten la experiencia
que les ofrece, tanto peor para las masas. La intensidad vital de la experiencia
estética es el supremo objetivo de la vida; por encima de todo, deberíamos
aspirar a «arder en una hermosa hoguera», por decirlo con la célebre expresión
de Walter Pater. De ahí que, si se dan algunos efectos en el arte moralmente
indeseables, esto no supone nada en comparación con la suprema experiencia que
sólo el arte puede darnos.
C) Esto nos lleva a una tercera postura, sin duda más
defendible que las dos extremas antes mencionadas, y que, a falta de un término
más adecuado, podemos denominar interaccionismo.
Según esta concepción, los valores estéticos y morales tienen distintas
funciones que realizar en el mundo, pero no actúan independientemente unos de
otros: de hecho, el arte y la moralidad están íntimamente relacionados, y
ninguno de los dos actúa plenamente sin el otro.
Para que una obra de
arte, produzca efectos morales, no es necesario que nos presente un sistema de
moralidad. No precisa hacerlo en absoluto; de hecho, su fuerza moral es
probablemente mayor cuando nos presenta, no sistemas, sino personajes y
situaciones caracterizados convincentemente y descritos con viveza de suerte
que a través de la imaginación podamos observar sus ideas y compartir sus
experiencias.
El gran arte no sólo da al hombre descanso o
interrupción en el curso agitado de su vida, sino que el estado espiritual
mejora, sintiendo una sensación de alivio de la tensión y una especie de
iluminación interior que no existía anteriormente, además, de agudizar nuestras
sensibilidades, refinar nuestras capacidades de cara a la discriminación
perceptiva y emotiva, facilitar la reacción hacia el mundo que nos rodea. Todos
estos pueden denominarse efectos morales del arte, y tienden a probar
que el arte y la moralidad, lejos de oponerse, son complementarias.
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ESTÉTICA Y FILOSOFÍA
La filosofía puede ser catalogada como nuestra
particular manera de concebir y de estructurar el mundo, nuestra conciencia del
yo, siempre dispuesta a una interrelación. Todos filosofamos, dentro de
nuestras posibilidades y capacidades intelectuales formamos estructuras bien
definidas que satisfacen plenamente los arquetipos, aun los ideados por
nosotros mismos.
Para los eruditos, la filosofía es el
conocimiento de las leyes que rigen la vida en todas sus manifestaciones, la
filosofía es saber, es cuerpo de doctrina, es la enseñanza aceptada y asimilada
por la inteligencia: es la resultante de experiencias pacientemente recogidas y
hábilmente expuestas por la razón. También es considerada como el esfuerzo de
la mente para guiar al hombre hacia metas de bienestar, de paz, de serenidad;
es el ejercicio de la razón para orientar al mundo hacia lo verdaderamente
grande, hacia lo verdaderamente justo; es el ideal constante de lograr una
humanidad más perfecta
Sin embargo, para Miguel Bueno, la filosofía
es la ciencia que se encarga de explicar la cultura. Pasando a las respectivas
definiciones, la ciencia la conexión sistemática de los hechos, que no es otra
cosa que la tarea universal a la que el hombre dedica su existencia, es
universal y el intento que hace el ser humano por explicar la vida misma.
La
cultura es el contenido de la filosofía, son los actos y pensamientos del
hombre, es el afán cotidiano de dar un sentido a la existencia. Para Kant los
caminos de la cultura son infinitos para el hombre, que no se conforma con
vivir, sino que trata siempre de dar un sentido, a su existencia. Por esto, realiza infinidad de actos
tendientes a llegar a ese fin; el conjunto de lo que realiza, sus creaciones
valiosas a través del tiempo están hechas para satisfacer las necesidades
espirituales que tiene y, constituyen la cultura.
Para
explicar la cultura, la filosofía se auxilia de tres disciplinas: lógica, ética
y estética. La lógica es la ciencia del ser, es la ciencia que estudia e
investiga el origen sistemático del ser verdadero en la naturaleza.
La ética
es la ciencia del deber ser, es la ciencia que estudia e investiga el origen
sistemático de la buena voluntad del hombre.
La estética es la ciencia que estudia e
investiga el origen sistemático del sentimiento puro y su manifestación, que es
el arte. Su objeto fundamental es la reflexión sobre los problemas del arte.
Así, desde que los filósofos empezaron a ocuparse de la estética, surgió el
problema de definir los valores estéticos; punto es importantísimo y trascendental
en la filosofía del arte.
Para Ramos, "mientras que los valores en
el arte se dan con plena evidencia a la intuición del artista o del
contemplador, no sucede lo mismo cuando se trata de aprehenderlos racionalmente
para determinar su esencia conceptual. Los valores estéticos muestran que su
cualidad sensible es ilógica e irracional, quedan fuera de toda lógica y de
toda razón".
El valor belleza, fundamental en el arte, no
es valor formal, sino un valor de contenido concreto. Bajo el nombre de belleza
ha dado el hombre en comprender toda la gama de valores estéticos, lo sublime,
lo gracioso, lo trágico. Por esto, los
valores estéticos no se definen sino a partir de las reacciones emocionales que
corresponden a los mismos valores.
Estas reacciones son individuales,
subjetivas, pero están relacionadas con el objeto que nos parezca bello (o feo,
trágico, gracioso, etc.).
Los diferentes valores expresados en el arte
corresponden entonces a intereses espirituales de un orden peculiar que
encuentran su manifestación adecuada en la expresión artística; empero en la
obre de arte no sólo se dan valores estéticos, se dan valores de muy diversa
índole, de los que no se puede hacer abstracción al contemplar o juzgar la
obra; así, hay expresiones artísticas cuya finalidad es moral, religiosa,
política y aun de propaganda comercial que llevan en sí valores que no son
puramente estéticos y no por eso puede disminuirse su valor estético.
Los valores estéticos son una constelación de
valores que se conjugan en la obra de arte como una unidad indisoluble y que
produce en el espectador una impresión emotiva, unitaria también
En la obra de arte existen, además de los
valores estéticos, valores extraestéticos. Raymond Stites considera que en la
obra de arte existen valores formales, valores de asociación y valores
utilitarios.
·
VALORES FORMALES: Son los valores
estéticos y son propios de la obra de arte (recuérdese que el arte no sólo
expresa lo bello); estos valores hablan a la sensibilidad del hombre, son los
que provocan en el contemplador la emoción estética, ya que tienden a despertar
la sensibilidad humana y a producir experiencias estéticas, haciendo caso omiso
de cualquier otro tipo de mensaje.
·
VALORES DE ASOCIACIÓN: Son como los
utilitarios extraestéticos, constituyen el aspecto ideático del arte, pueden
expresar los mitos, ideales o sueños de cada raza, pero no como los valores
estéticos; tienen la peculiaridad de transmitir a través de la obra
pensamientos, opiniones e ideas ajenos a los valores estéticos, así como
estimular emociones que puedan se consideradas de valor social. Por asociación
de ideas, buscan la afloración de ideas no estéticas
·
VALORES UTILITARIOS: Son extraestéticos y
constituyen el aspecto práctico de la obra; se dirigen a la inteligencia
práctica, incluso a la comercialización de la obra.
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CREATIVIDAD
Ser creativo significa,
inventar algo que antes no existía. La creatividad es la facultad para crear. Pero, crear algo que no existe no es
suficiente. Se le debe asignar valor al resultado, de modo que lo nuevo debe
tener valor, es decir que debe ser útil y se capaz de diferenciarse en el
quehacer. Por ende, un producto creativo no es obvio ni fácil. Todo esto, le da a la creatividad una amplia
gama que abarcar, desde las destrezas hasta diversas competencias, poniéndola
en el lugar de misteriosa por su condición de visualizar las ideas nuevas que
se producen, pero no su origen
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BIBLIOGRAFIA
Martín
Barbero Jesús. De los medios a las
mediaciones. Comunicación, cultura y hegemonía, Gustavo Gilli,
Barcelona, 1987. Tomado de Módulo de Estudios Culturales – UNAD 2012.
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